Los datos estadísticos sobre el fenómeno de la delincuencia en el sector de la hostelería no están ampliamente disponibles. La literatura sobre el tema sugiere sin embargo que los delitos son los de cualquier organización, con las especificidades relacionadas con el medio ambiente. Hablar de ello lo menos posible por miedo a los retornos negativos de imagen no parece ser la estrategia ganadora. En cambio, el modo de elección parece ser compartir información con otros en el sector y con la policía, así como crear conciencia dentro de la propia empresa. En este contexto, la presencia de un responsable de seguridad que haga orgánica la actividad de control del delito (los principios de la prevención situacional del delito pueden orientar su esfuerzo, que es principalmente preventivo) es fundamental.

Sucedió durante una lección de gestión de seguridad que un alumno preguntó por dónde se suponía que debía empezar, en caso de que el jefe le hubiera pedido que “instalara las cámaras” en el hotel. La respuesta fue abordar el problema con lógica, método y cautela, primero tratando de comprender las expectativas del director.

La preparación para hacer frente a situaciones de crisis es indispensable hoy en día. Confiar en los servicios públicos de emergencia es prudente, pero puede no ser suficiente para garantizar la protección de los huéspedes del hotel y asociados, y también la continuidad de las operaciones. Como consecuencia de lo anterior, al obtener una preparación del hotel, aunque básica, podría hacer la diferencia.